noviembre 22, 2011

no hay nada como pararse cerrar los ojos y empezar a dar vueltas. No quiere decir que pierda el rumbo y mucho menos el sentido de hacia donde voy, pero es así como los elijo: no importa a donde vaya, siempre hay uno que toco con la punta de mi dedo índice o bueno aveces hago trampa porque si me voy a la sección de terror hasta me dan miedo las coberturas y las texturas, lo cierto es que me encanta ir a avenida corrientes y entrar a esas tiendas. Que ellos me busquen, en un momento hasta puedo sentir como se abren y se cierran y voy hacia una punta y los escucho en la otra, y así siento que ellos también me hacen trampa y se cambian de lugar para que yo no los encuentre. Aveces pienso que lo que menos quieren es que yo los saque del lugar donde están: imaginense estar desde tu edición hasta que alguien te decida callado, esperando en una quietud en un lugar donde te abren y te cierran, te corren, te cambian y así te acomodas entre ciencia ficción e historia; cocina y costura, y bueno te vas acostumbrando a ir cambiando a ir rotando a estar entre hojas más gruesas, letras más grandes, tapas más duras hasta que un día acabas cerca de las revistas y no podes entenderlo. Yo siempre encuentro el mío, creo que el único lugar donde realmente la pertenencia se siente tal que creo que con algunos billetes puedo poseer algo y guardarlo hasta que yo lo decida.

No hay comentarios.: