junio 18, 2012

Es un momento de inflexión. Es un momento de total reflexión donde no puedo tener otro que no sea este humor que tengo ahora. Esta manera de vivir que me hace sentirme yo contra todo, contra todos. Es como esos pequeños momentos donde te tildas y parece que todo loq ue pasa a tu alrededor está en segundo plano y en realidad no hay nada pasando en primer plano porque vos estas ahí, sentada sin que nada pase necesariamente; son esas cámaras imaginarias donde la profundidad de campo es mayor por dos segundos y medio. 
La verdad es que hay momento donde te pasa absolutamente todo y donde la sonrisa que tenes todos los días, no está, y no es tan terrible, sólo que no upedo llorar, y entonces tampoco puedo reirme y lo unico que hago es fumar y comer, y tomar coca y mirar a cada rato el celular a ver si vos me hablas.
Me genera tanta desasón tu actitud. Sinceramente no puedo llegar a comprender tu cambio de parecer. Lo único que pienso es que era todo tan perfecto, y a mi esas cosas no me pasan. Sé que debería ser un poco optimista, pero en este momento no me sale, no me sale nada. Estoy cocinándome porque tengo hambre, o porque creo tener hambre y en general en estos momentos es lo único que puedo hacer bien, y cargué una película en la que ruego poder llorar, por lo menos por la historia feliz de amor de otro, y dejar la mía bien en segundo plano, otra vez.
Una vez más digo: duele sonreir, duele saber que no estás acá. 
Es que no sé bien qué ausencia sufro. Pero sufro todas. La tuya, la de mi mamá, la de mi ex novio, la de mi hermana, la de toda la gente que desapareció de mi vida por alguna u otra razón. Son estos momentos donde aflora absolutamente todo y me encuentro en un rincón sin querer moverme.
Es la primera vez en mucho tiempo que respiro por la boca porque no puedo hacer que funcione esa función (valga al redundancia) que hace que por arte de magia/automaticamente pueda respirar por la nariz sin ahogarme.
Tal vez mi cuerpo está volviéndose a autosabotear y quiere ahogarme/ahogarse. No lo sé. Lo único que sé es que mi cabeza, como siempre, funciona. Funciona tan bien, que ya me duele, y me quema. Sospecho un leve estado febril. Eso explica mi manía de obsesionarme con situaciones como la del sabotaje.

No hay comentarios.: