julio 02, 2012

Es ese amor que no tengo y que tanto me falta. Es esa necesidad de que me quieran y que no surge. Es todo necesidad. Es porque envidio leer hojas y hojas sobre su amor y saber que yo no tengo ese amor. Saber que no tengo ni ese ni ningún otro amor. Saber que las palabras lastiman más que los golpes, que si por lo menos hubiese golpes, sentiría dolor físico, tendría marcas, estaría preocupada, abatida, dolorida, dejaría de pensar y juntaría fuerzas.
En todos estos días, empecé a fumar de nuevo, la humareda hace desaparecer mi apetito (o eso quisiera) y ruego por un poco de calor, y un "vodka on the rocks".
Creo que tengo un buen recuerdo, siempre puedo regocijarme de eso. De un noviazgo lúcido, hermoso, inocente, un primer y único amor. Algo que es inalcanzable, que es idílico, pero que tampoco es tan así porque lo tuve. Tal vez no duró que debería de haber durado, o lo que yo creo que debería ser.
Las palabras ya no son tan suaves ni abundantes. Me pierdo en la humareda de mi cuarto, quinto o sexto cigarrillo, ya perdí la cuenta.
Después de un rato lloro y tiro todo, y vuelvo a llorar, y a pensar que no tengo que fumar, y debería comer chocolate, sólo que nadie quiere a alguien que se ve mal físicamente. Entonces fumo, y adquiero olor a cigarrillo y yo no me amo, entonces nadie quiere a nadie que no se quiere a si mismo. Entonces vivo en la confusión, nadie nada, y yo todo, yo todo para ellos y nada para mí, yo nada, ellos todo.

No hay comentarios.: