diciembre 29, 2015

Entro y lloro. No puedo hacer otras cosas. Fueron casi nueve meses de no sentir absolutamente nada, de esconderme adentro mío, de enroscarme en mi propio cuerpo. Subí un montón de kilos. Por más superficial que suene me siento horrible, desgastada, gorda y fea. Gorda y fea, qué fácil es decirlo y qué poco estoy haciendo para cambiar eso.
No quiero ser nada y quiero ser todo. Quiero estar en todos lados y no puedo evitar comer y comer. No puedo dejar de comer. Así como alguien que fuma no puede dejar de fumar. I just can't get enough. Cada vez que como me siento angustiada, ¿Por qué como tanto? No lo sé. Sólo sé que tengo miedo, no me quiero volver a enfermar. No quiero volver a sufrir.
Mentira, es todo mentira. Sufrir, ya sufro. Me acostumbré a sufrir. Me acostumbré a mi ultra defensa de ser yo en mi contra, contra todos. Es como luchar conmigo misma todos los días antes de salir ahí fuera a luchar con los otros. Ya no puedo, ya no quiero más.
La ropa del año pasado no me entra. No quiero comprarme ropa, no quiero ordenar la que ya tengo. Me castigo viendo toda la ropa que ya no puedo ponerme. Me castigo comiendo todo lo que puedo. Me castigo volviéndome gorda. Me castigo para que nadie me quiera. Me castigo porque ni siquiera yo puedo quererme. 

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