septiembre 20, 2009

exiliarme.

Eran horas completas y me las pasaba sentada mirando las paredes.
- De verdad - Le decía con mi tono de voz de los sábados por la tarde - Después de quince minutos de dar vueltas con la silla se hacen formas de animales, de flores, podes ver lo que vos querés, lo que tanto deseas, y si cerras los ojos sentís el vientito, y eso te calma al menos por un ratito.
Y sí, si al final, eran pequeños ratitos de calma, pero esos ratitos eran de placer, de sentirme volar, de escaparme, de exiliarme.

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